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PSICÓPATAS

PSICOPATAS I. DEFINICION

I.- INTRODUCCION.-

“La buena gente no suele sospechar de los demás: no pueden imaginarse al prójimo haciendo cosas que ellos son incapaces de hacer; normalmente aceptan como explicación lo menos extraordinario y ahí se acaba todo. Por otro lado, la gente normal se inclina por ver al psicópata con un aspecto tan monstruoso como su mente, pero no hay nada más lejos de la realidad. Esos monstruos de la vida real suelen tener un aspecto y un comportamiento mas corriente que sus hermanos y hermanas normales; presentan una imagen virtuosa mas convincente que la virtud misma, de la misma manera que una rosa de cera o un melocotón de plástico parecen más perfectos al ojo que el original que les ha servido de modelo”

WILLIAM MARCH, The bad seed

Me decido a escribir sobre estos temas y esta gente porque hace algún tiempo que me inquietan (desde que descubrí su existencia) y porque, entiendo, estas actividades crecen y se desarrollan muy rápidamente, haciendo mucho daño. Daño individual y daño social. Es importante desenmascararles.

No soy perito en esta materia. No tengo ningún título para acreditar mis conocimientos, pero si he de decir que he leído y estudiado una gran cantidad de textos de autores especialistas que se irán desgranando en este escrito.

No me gustaría que nadie se sintiera identificado o agraviado. No es ese el fin de mis aseveraciones. Hay que tener mucho cuidado en los diagnósticos.

Dice Robert Hare en su “Sin conciencia, el inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean” (Paidós, 1993) que los psicópatas son personas que “encandilan, manipulan y se abren camino en la vida sin piedad, dejando una larga estela de corazones rotos, expectativas arruinadas y billeteras vacías”.

El problema no es que alguien se abra camino en la vida, algunas veces y porque la vida lo demanda, de una forma penosa. El problema es hacerlo perjudicando a los demás, vendiendo sentimientos que no tienen. En general, los demás no tienen la culpa de nuestro penar; somos nosotros mismos los culpables.

La psicopatía es un trastorno de la personalidad definido por una acumulación de comportamientos, conductas, rasgos emocionales y evidencias diagnósticas que, normalmente, son mal vistos por la sociedad. Procuran taparlo, esconderlo. Son verdaderos camaleones sociales (Garrido, Algar 2.000).

El psicópata es una persona que funciona sin las restricciones que nos impone la conciencia, pero la conciencia es un concepto social adquirido y se puede cambiar. Es aquí donde hay que tener mucho cuidado, para no dar cobertura a esta gente. La conciencia social, en muchos aspectos, se puede y se debe cambiar, pero estos individuos no «tienen» conciencia individual y la social les importa un bledo. Conocen perfectamente las normas sociales y las manipulan adaptándolas a sus intereses.

Estamos cansados de ver como nuestros corruptos dirigentes políticos y económicos promulgan leyes y normas que tienen que ver muy poco con los ideales que enumeran en la declaración de intenciones de la propia ley que es promulgada. Que tienen que ver más, precisamente, con el cambio de “conciencia social”. Sobre todo en un Estado paternalista. Cuidado, alerta!!!. Es en esos ámbitos donde se mueven mejor los psicópatas; donde son más difíciles de detectar. Ahí están en su elemento y valen por lo que son.

Les he llamado “corruptos”, y no lo son todos, porque al hacer esas cosas (promulgar leyes corruptas), pervierten el objeto de su contrato social. Pervierten el objeto para el que fueron votados. Yo no creo que las urnas solventen estas corrupciones. Las urnas no pueden absolver cualquier pecado. Los votos de la mayoría no justifican todo.

A los dirigentes políticos y a sus gabinetes de expertos no les interesan personas que tengan grandes defectos y grandes virtudes (difíciles de controlar), que es la sustancia misma de la humanidad, le interesan personas anómicas, planas y centradas en los “valores” que ellos quieren: Alienados obedientes. Les gustaría tener ordenadores en red que su jefe de gabinete pudiera controlar desde el despacho, para de esa forma dirigir el consumo que, en definitiva, es lo que les interesa.

Jàuregui Balenciaga alerta de que, al estar extinto el diagnóstico psiquiátrico desde 1.968, este tipo de conductas han mutado hacia los “estrictos desordenes emocionales” y son, por tanto patologías sociales asociadas a “valores” económicos y políticos. O lo que es lo mismo, los psicópatas, en su más amplio espectro, no son delincuentes ni criminales violentos tal y como se definen en los manuales de criminología.

Naturalmente, cuando un psicópata es violento resulta de una espectacularidad apabullante y casi hipnótica, precisamente por la frialdad de sus crímenes.

Según lo anterior y lógicamente, este trastorno tiene grados pero hay algunos rasgos (los iré comentando), que son definitivos.

Desde luego, un psicópata no es un asesino en serie o un loco que anda por ahí matando gente. Ni un amante engañado o despechado que apuñala a su pareja. Esos son otras cosas. La psicopatía toca, muy tangencialmente, la violencia. El 95% de los psicópatas se cuida mucho de delinquir o de traspasar la línea que marcan las leyes. Las bordean y viven en el límite. Los psicópatas son personas muy frías que calculan perfectamente lo que hacen. En ningún momento pierden el contacto con la realidad, pero tienen su propia moralidad y códigos de conducta. Es mucho más fácil estafar que asesinar y, estos, raramente se la juegan.

Quiero hablar de este valor del 95 %, que no son violentos, y que, por su número, son característicos.

En este sentido debo hacer notar que, de forma muy interesada, se hace ver que los maltratadores son psicópatas. Bien es cierto que los psicópatas maltratan mucho, pero jamás un psicópata, cuando comprende que se le acaba el objeto de su dominación, matará. Son demasiado listos y demasiado cobardes para hacer eso. Cuando matan lo hacen de una forma fría y calculada. La ira o la venganza son sentimientos que les son ajenos.

Cuando se produce este tipo de desinformación, a nivel institucional, es cuando uno sospecha de los fines de algunas personas.

Los psicópatas, cuando matan, no matan por amor ni por odio. Nadie mata por amor. El amor es un sentimiento altruista de vida, no de muerte. Los psicópatas, cuando matan, matan con indiferencia. Sencillamente les estorba el asesinado. Calculan, miden, sopesan, planean y matan, como cualquier otra persona se va a comer, un domingo, a un restaurante.

Los estudios sociológicos sobre el número de personas que cumplen estos requisitos son muy escasos dado que el diagnóstico no es fácil, pero dice este mismo psicólogo (Hare), que es muy fácil que a lo largo de nuestra vida nos crucemos con un elemento de estos y, entonces, es muy útil identificarlo y minimizar los daños que vamos a sufrir.

Hervey M. Cleckley (The mask of sanity), en 1.941, fue el pionero y situó los limites de este trastorno en el 1,5% de la sociedad.

Robert D. Hare (Without consciencie) decía, en 1.993, que se puede estimar entre el 1,5% y el 4 % de la población la cantidad de estos individuos. Hay, ahora en 2.010, voces que elevan esa cifra hasta el 8 % de la sociedad. Esto son ya cifras de Pandemia.

Estas son cifras absolutamente alarmantes. Según estos números, en 1.993 había 400.000 psicópatas en España. Pero es que ahora hay 3,2 millones de personas que cumplen los requisitos. Parece como si se cumpliera la máxima de “si no puedo con ellos, me uno a ellos”.

Aunque parezca banal, el planteamiento sería como si dijéramos “como soy una gacela pero los guepardos me comen, me voy a hacer guepardo”.

El problema fundamental es que ser guepardo no es tan bueno y las gacelas no se pueden hacer guepardos con dos años de entrenamiento. Por tanto, en el mundo de las gacelas, lo mejor es identificar a los guepardos y ponerlos a buen recaudo. Mantenerlos alejados.

Estos datos, además, nos conducen a otra conclusión: los psicópatas se hacen.

Hare, en 1.993, decía que la psicopatía tiene un componente genético muy importante. En 2.010, le he visto en una entrevista y ahora le da mucha más importancia al componente social. A la educación. Entendiendo la educación más como la instrucción en valores éticos y morales (socialización) que como instrucción técnica.

No sabemos por qué hay gente así, ni los componentes que desarrollan estos trastornos pero si podemos ver que la curva de aumento de estos trastornos no se corresponde con la de crecimiento de la población. Por tanto, el componente genético va quedando en un segundo plano.

Cual es la principal dificultad para identificar a un psicópata?: Que se disfraza. Que vive “disfrazado” de persona normal. Y no solo de persona normal, sino de persona “normalísima”, amable, cordial, buena gente. Alardea de virtudes y aptitudes que no tiene. Vende lo que no es suyo; lo que no tiene por formación, educación o esfuerzo personal. Vende, en términos anglosajones, freeware.

Tienen un aspecto físico normal, incluso pulcro y aseado. Cuidan mucho este aspecto de su imagen. Saben que es fundamental para sus actividades. Es uno de los anzuelos donde se deben ensartar sus víctimas. Cuidan mucho «lo que tienen que parecer».

El problema que tienen es que, en algún momento, sus actos les traicionan y delatan. O lo que es lo mismo, no hacen lo que dicen que iban a hacer. No concuerdan sus palabras con sus actos. Mienten, manipulan, reordenan la realidad para que sus actos estén en consonancia con lo que dicen pensar. Justifican sus actos con “la normalidad”. Tratan de esconderse en la anomia que da la masa: «soy una persona normal, como cualquiera».

Son, por tanto, sus actos y no sus palabras los que hay que analizar. Comparando lo que dicen con lo que hacen podremos tener una primera idea aproximada de con quien estamos tratando.

Hay algo que no engaña casi nunca: su mirada. Aunque elaboren su máscara, en algún momento su mirada fría nos dejará helados. Los ojos son el espejo del alma, no olviden esto.

En esta primera entrega y para no cansar al lector enunciaré los rasgos fundamentales que, luego, iré desarrollando.

II RASGOS DE PERSONALIDAD.-

1º.- EL EGOCENTRISMO/NARCISISMO.-

Es, sin duda, el egocentrismo el rasgo más destacado de la personalidad del psicópata.

El egocentrismo entendido como “yo soy lo primero”. Y este rasgo es el que más define porque de él se derivan gran parte de las conductas psicópatas.

Como yo soy lo primero, siempre me muevo en el campo de los retornos. No entiendo el altruismo y cuando doy espero un retorno, normalmente, rápidamente.

No conviene confundir esta característica con el “egoísmo”. El egocéntrico da, ofrece, claro que si, pero SIEMPRE espera retorno. No es una entrega altruista; se debe entender, más bien, como una inversión. Si hace algo que parezca sentimental es porque espera un retorno: quiere algo. Y siempre va a dar midiendo y calculando lo que se juega en función del beneficio que espera obtener. Llevará siempre las cuentas al día y mentirá en los balances contables. Es esa la condición para que a él le salgan las cuentas.

Cuando algo le interesa mucho, ama mucho. En cuanto cese el motivo del interés, bien porque ya lo haya conseguido, bien porque lo pueda conseguir de otra manera más fácil para él, cesará el amor de forma fulminante. Él es lo primero y fundamental y, por tanto, cuando sus objetivos estén cumplidos, se acabó lo que se daba, desde ya. En todo ese proceso, el psicópata, procurará jugarse lo menos posible.

No conozco ni he leído ningún caso de un psicópata colaborando en una causa altruista.

Si damos un paso más, es decir: “yo soy lo primero y los demás me importan bien poco”, ya estamos en un nivel importante de psicopatía. Ahora ya entramos en el campo de los sentimientos asociales (si eso pudiera existir). Cuando mis objetivos son lo primero y me importa bien poco el daño que haga para conseguirlos, estamos hablando de los demás. Y estamos hablando de que se obvian sentimientos. No ya la solidaridad, que no existe, sino la piedad, la abnegación o el compromiso personal.

2ª.- EL ENGAÑO Y LA MANIPULACION.-

El psicópata tiene unos objetivos concretos (planes). Unos objetivos que, socialmente, no son lícitos. Para conseguirlos elige una victima o “complementario” al que va a vampirizar.

Como sus objetivos no son los que dice que son, el engaño es manifiesto. Para que este engaño no sea tan palmario, manipula, miente y trata de que la mentira parezca verdad. Trata de adecuar el procedimiento a una conducta aseada y normal para tratar de salvar su máscara de cara al futuro. Decía mi madre que eso es “nadar y guardar la ropa”.

Cuando el psicópata ha conseguido lo que quería y decide deshacerse del complementario, lo machaca. Lo demuele en su entorno social. Es procedimiento ordinario, es la justificación a su abyecto acto.

En este procedimiento aparece lo que Trousseau definió como “afasia semántica”. La dificultad de traducir las ideas a palabras, aún manteniendo integra la funcionalidad de la lengua y la laringe. Este concepto, luego, se extendió a la dificultad para adaptar la palabra embustera a la idea real. En el tránsito de la idea a la mentira se producen fallos de expresión. El psicópata da contenidos a palabras que no tienen ese significado.

Al psicópata se le escapan palabras que delatan sus objetivos pero las incardina en las frases para que no parezcan extrañas.

La afasia semántica es, pues, un síntoma que, además de con el engaño y la manipulación, es la consecuencia de otra característica que enunciaré a continuación.

“Dotados de una gran imaginación y centrados en sí mismos, los psicópatas parecen increíblemente ajenos a la posibilidad -o incluso certeza- de ser descubiertos…. cuando se le pilla con una mentira o se les inquiere con la verdad en la mano, casi nunca se avergüenzan o muestran perplejidad, simplemente cambian de historia o intentan re-ordenar los hechos de modo que parezcan  consistentes con respecto a la mentira. El resultado es una larga serie de declaraciones contradictorias y un oyente profundamente confundido.»

Robert D. Hare. Sin conciencia.

3º.- NIVEL ELEMETAL EN LAS EMOCIONES.-

El psicópata tiene un nivel muy elemental en los sentimientos o, en algunos casos, ni los tiene. Tiene intereses y para hacer efectivos esos intereses no tiene sentimientos. Actúa dando sensación de tenerlos, pero no los tiene, es frío como una serpiente. Esta característica les hace confundir las emociones. No son capaces de distinguir sutilezas de diferentes estados afectivos y, en consecuencia, sus actos, en respuesta, serán contradictorios

Tendrá “sensaciones” pero, en ningún caso, sentimientos profundos, serán «proto-emociones». Ha aprendido a evaluar sensaciones que tienen que ver más con la negociación rápida. Evalúa a sus victimas desde sus proto-emociones que, normalmente, son consecuencia de sus intereses.

Podrán estar muy contentos si han conseguido lo que querían y muy tristes si no lo han conseguido. Pueden sentir emociones que, en definitiva, son embriones de sentimientos.

Aprenden a desarrollar conductas que den cobertura a esas emociones para que parezcan sentimientos. Otra vez la máscara.

Hare hace una metáfora muy descriptiva, al respecto. Los psicópatas son como daltónicos sentimentales. Sienten en blanco y negro, en el mejor de los casos. Toda la gama cromática que son los matices en los sentimientos está fuera de su competencia.

Para determinar y poder evaluar esta gama cromática, los psicópatas desarrollan códigos aprendidos. En muchos casos “consultan” las emociones para tratar de saber si son sentimientos. Si las consultas se producen en un “círculo” psicópata, se pueden imaginar el resultado. Las afinidades nunca son casualidades.

4º.- CARENCIA DE EMPATIA.-

Si la empatía es el sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad de otra, el psicópata, al no tener sentimientos o poseer un  nivel muy elemental, difícilmente participará en los sentimientos de los demás, puesto que no los percibe, o tiene muchas dificultades para percibirlos.

Este punto nos lleva a que, como los psicópatas se mueven por intereses propios, traducirán los sentimientos de los demás a intereses. Evaluarán las emociones de los demás como los intereses que deberían tener según sus propios códigos.

Esta característica vuelve a producir afasia semántica y profundas contradicciones en sus razonamientos. No saben evaluar sentimientos porque no los conocen. Evalúan actos con códigos que se saben de memoria. Códigos erróneos porque sus códigos son aprendidos por ellos mismos con su propio sistema de aprendizaje.

5º.- CARENCIA DE REMORDIMIENTO O CULPA.-

El psicópata está convencido que sus conductas son correctas dado que no va a entender el daño que hace.

En sus relaciones interpersonales mide y pesa sus intereses, hace balance y toma sus decisiones en función de los resultados que espera obtener.

Tanto si obtiene los resultados esperados, como si no, toma sus decisiones desde la frialdad. No entiende el daño que ha hecho, por tanto, de qué se va a arrepentir?. Por qué va a tener propósito de la enmienda?. Qué es lo que hay que enmendar si lo que he hecho es correcto?.

Antes, al contrario, pensará que su victima ha tenido suerte de relacionarse con él y, en cualquier caso, él es el perjudicado por haber tenido esa relación con una persona tan poco provechosa y zafia.

6º.- MENTE SIMPLE Y SUPERFICIAL.-

El psicópata cosifica a las personas. Las usa como instrumentos de sus designios. De esa forma, para él, es mucho más fácil hacer suyo el trabajo de los demás y confundirá “meritos” con “títulos”. Al psicópata no le gusta trabajar mucho, hace tiempo que aprendió que hay formas más fáciles de conseguir sus objetivos: vampirizar a alguien.

De los puntos anteriores se puede deducir sin ninguna clase de duda que este tipo de personas no tendrá gustos muy elaborados. Será difícil que comprenda sentimientos elaborados y trabajados; eso le lleva a gustar de cosas simples.

No tendrá muy desarrollados sus gustos artísticos, literarios o musicales y no se emocionará con obras que tengan mérito. Vivirá de los gustos de los demás. Estará muy pendiente de las listas de éxitos, “best-sellers” y de la moda.

Llama mucho la atención, en este tipo de personas, la discordancia entre su edad y sus gustos. Es muy sintomática la disarmonía entre la formación que dicen tener y sus gustos.

Debo hacer constancia, en este punto, que el psicópata aprende. Cada vez va a ser más psicópata porque va engalanando el anzuelo para mentir y manipular mejor.

Por tanto, según vaya acumulando experiencia, este punto irá disminuyendo o, tal vez, haciéndole más difícil de detectar.

En ningún caso elaborará el sentido del arrepentimiento, que no tiene, y seguirá haciendo mucho daño. Más daño cuanto más atractivo sea el cebo que pone en el anzuelo y más amplios sus objetivos.

Esto lo hace conscientemente?. Rotundamente, si. Es esta consciencia lo que le hace psicópata.

Todo esto nos lleva a un escenario que desarrollaré en sucesivas entregas, ya digo, para no cansar al lector.

Categorías: PSICÓPATAS
  1. abril 18, 2014 a las 7:34 am

    Me gusta tu articulo, esta bien detallado.

    Al principio tu dices: La ira o la venganza son sentimientos que les son ajenos».

    Te diré que, algunos de «nosotros», olvidamos lo que nos dicen y muy probablemente, lo que nos hacen… Pero nunca olvidamos lo que nos hicieron sentir. e ahí el «punto». No es que estemos ajenos a esos sentimientos, es solo que si planeamos una venganza, tenemos todo el tiempo del mundo para esperar… La venganza se disfruta mas en frío!

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